literature

No te alcance a oir, perdoname.

Deviation Actions

NanyHoney011's avatar
By
Published:
239 Views

Literature Text

-Introducción.
¿Mi mundo? No, no es así. Mis papás están locos. No entiendo que les pasa. Últimamente se han irritado mucho conmigo, y, de todas esas veces, nunca entiendo el porqué. Ellos aseguran que “me pierdo”. ¿Cómo es eso posible? Yo no estoy perdida, ¿a dónde me iría a perder de todas formas?
-Capítulo 1. Las Flores en Primavera.
En el lugar donde las flores nunca se marchitan, la felicidad abunda y las nubes nunca obscurecen, ahí es donde yo nací y me encanta vivir, después, está el lugar en el que me acostumbré a vivir, ese lugar en donde las flores mueren, el bullicio y gente que aparenta estar muerta abundan, y las nubes las tapa el humo de los coches. Esos dos planetas, están separados, y nadie sabe de la existencia del opuesto. Pero, descubrí algo; el cómo pasar entre los dos mundos.
En ese momento, supe que era un gran secreto que debía guardar, o, por lo menos, así lo pedían los habitantes de ese lugar tan maravilloso.
El llegar ahí era fácil, iba a lo que los ciudadanos llamaban “Lugares de Címalto”, los cuales casi siempre eran mi recámara o mi baño. Cuando llegaba ahí, después de tanto dolor, cansancio y estrés, el ver que nada se movía, que todo estaba tan tranquilo, llegaba a un punto en el que sólo oía los murmullos de las flores en primavera de aquel universo fantástico.
Esa tierra, estaba llena de cosas hermosas, como ya describí, lo que más me gustaba eran esas flores, esas, que nunca se marchitaban, así llegara cualquier estación, las flores parecían estar atrapadas en primavera, también, parecían la nubes, a pesar de que nunca lloviese ahí, eso, me daba la sensación de que las nubes nunca estaban tristes, o por lo menos, no tan tristes como yo estaba.
Los residentes de ahí no se parecen a nadie que yo conozca. Son criaturas muy altas, la mayoría son rojas o negras, con un gran par de ojos blancos y una gran sonrisa, blanca, también. Tienen unas piernas cortas, y brazos muy largos. Ellos me dicen que como son tan grandes, a veces no ven cuando pisan las flores, pero que no importa, ya que algún día, regresarían a ser como eran antes. De algún modo, quieren que lo entienda, pero no entiendo a que se quieren referir con eso.
Siempre me siento como en casa ahí, nadie parece no necesitarme ni mucho menos no quererme ahí. Todos parecían muy interesados en escuchar lo que decía. Los Marctó (así les gustaba a los habitantes ser llamados) parecían ser mis únicos amigos, a pesar de que a veces yo no entendía lo que decían, ya que se oía como la estática de la televisión, o como el alboroto de la ciudad; y aunque me molestasen esos ruidos, tengo que admitir que les tengo mucho afecto. No sé si ellos pueden decir lo mismo de mí, pero siento que sí.
Lo chistoso de todo esto es que los Marctó sienten la necesidad de siempre hacerme sentir mejor, por ejemplo, tienen un dibujo de mi recámara en una cueva, junto con todos los peluches que más me gustan. Ellos parecen sonreír con más intensidad cuando ven esos trazos. Otra cosa para la lista de cosas que no entiendo el porqué.
Otra cosa que me extraña es que no hay animales aquí. Y sólo unos pocos árboles, a los cuales no les crece fruta y en lugar de ello, de éstos caen pétalos, que, al tocar el suelo, se vuelve una flor sin tallo, que poco después, crece. Me cuentan los habitantes, que cuando esas flores terminan de crecer, se transforman en niñas como yo. Espero llegar a ver un día a una niña-flor.
Los Marctó tienen muchas historias que contar. Ellos siempre están dispuestos a contarme los más impresionantes cuentos de todas sus aventuras. Historias como el cómo llegó la noche hasta aquí, o por qué lucen así, o hasta el cómo un día “La Okya” llegará para “salvarlos” y curarlos de todos sus males, dicen que no tarda en llegar, o que, tal vez, ya llegó. También cuentan que como cada flor es una niña, cada flor representa la tristeza de ellas mismas, en otras palabras, todas esas flores son crecidas para que cuando esas flores florezcan, dejen de sufrir.
Ese punto, dicen, es el epicentro de las emociones, y por lo cual, cuando se llega a él, no se siente emoción alguna, y que nada puede cambiarte de ese estado, ni mucho menos, sacarte de él, ya que es un estado eterno, se dice que esas niñas nunca vuelven a ser tristes, o vistas.
La felicidad de ese lugar era tan inmensa que llegaba hasta las cuevas, las cuales, en la noche, los dibujos de los Marctó tomaban vida y todos ellos corrían hacía la luz de la luna. Era un verdadero espectáculo. Pero, lo más impresionante era que en la mañana, esas imágenes con vida, regresaban dónde estaban el día anterior, inmóviles, como deberían estar, y se mantenían así durante el día. En esos murales mágicos he puesto unos cuantos dibujos, y siempre me emociona verlos volar hacía la única luz en la noche.
Todo, absolutamente todo lo que existe ahí aparenta ser o es muy feliz. Eso, de algún modo, me deprimía un poco. ¿Por qué una niña así de triste fue elegida para saber el cómo pasar a un mundo tan feliz? ¿Era acaso que yo algún día encajaría con la felicidad de ahí? No lo creo.
-Capítulo 2: Lágrimas de otoño.
“La lluvia parece caer con más fuerza por estas épocas, ¿no?” Le dije al vacío, que como era de esperarse, no respondió. Pero era cierto, a pesar de la aparente desaprobación del vacío. Me senté en mi cama. Un pequeño cubo era mi vida, era mi única casa, así lo desease o no. No importaba que tan fuerte gritase, nadie me oiría. ¿Mis papás? No. Ellos están muy ocupados, no tienen tiempo para mí. Pero lo prefiero así, ya que sí alguna vez tuviesen tiempo, no harían otra cosa más que echarme en cara todos mis errores.
Mi casa era un hoyo negro de decepciones, una tras otra. Pero lo peor de todo era que el centro de las decepciones era yo. Una pequeña niña, que sólo por el hecho de que deseaba que todo fuese mejor mañana, decepcionaba a su familia. La familia de esa niña pensaba estar en lo correcto, pero, ¿en realidad estaba?, ¿Era acaso bueno pensar que una pequeña niña tenía la culpa de todo? ¿Estaba bien culparla e incriminarla por ello? Me gustaría que mis papás se preguntasen esto.
La escuela era igual. Nadie quería estar cerca de una niña así, además, de que yo misma me las arreglaba para mantenerlos lejos de mí. Si no les caía bien de todas formas, ¿para qué intentar? Y aunque intentase, no creo que serían mis “amigos”. Si es que hay una definición para esa palabra tan vacía y falta de sentido.
Y, casi completamente separado de la escuela, las niñas de la escuela. Esas, que ni siquiera merecen ser llamadas “niñas” prefiero usar “criaturas” al referirme a ellas. Todas ellas se forzaban a crecer, a verse bien, a lucir como todos las obligaban. Se maquillaban, se ponían extensiones, relleno para hacer lucir sus casi inexistentes bustos más grandes, contaban sus grandes aventuras con hombres que ni siquiera ellas mismas sabían que eran, contaban calorías, junto con sus avances de cómo, poco a poco, ellas mismas se carcomían en su vanidad de ser “perfectas”, o para mí, en ser esqueletos andantes. Y esas criaturas falsas, sólo porque no hago las mismas idioteces que ellas, me excluyen o me creen su conejillo de indias para el maquillaje. Qué asco.
Probablemente, esos dos lugares los cuales odiaba, pero que yo no podía escapar, era dónde yo estaba destinada a estar por la eternidad. Mi destino era sufrir. Sí, y además de poder comprobarlo, tengo testigos. A pesar de que todos ellos sean mis mismos agresores. Pero si llego a probarlo, ¿qué importa? No hay nadie a quién contarle, mi habitación sigue vacía.
Y hablando de mi habitación, ¿ya dije que la odio? Creo que no. Bueno, es verdad. La odio con cada fibra de mi alma. Nunca me he sentido cómoda aquí. Un montón de peluches en mi cama, los cuales me quitan valioso espacio de mi cama, una televisión que nunca uso ni usaré, mucha ropa que compró mi mamá de las cuales sólo me pongo como un cuarto de ellas, qué triste. Un día sé que sólo llegaré, enojada, y le arrancaré la cabeza a cada uno de esos horribles peluches que me juzgan con su maldita mirada vacía, creyéndose mejores que yo porque no tienen que vivir lo que yo, lo único que tienen que hacer es apoderarse de mi cama y mirarme cómo me destruyo con pensamientos deformes. ¿Qué fácil, no?
Encendí la televisión. Tenía tantos canales, pero todos parecían decir lo mismo. Todos hablan de como lucir “bien”, hablar con un lenguaje inadecuado cambiando las palabras por palabras parecidas, noticias devastadoras que en un rato un “comediante” se burlaría de las desgracias de los demás, y otro montón de personas hablando y haciendo gracia de gente con sobrepeso. Ya recordé porque no me gusta la televisión.
Los alcanzo a oír, aunque ellos aseguren que “nunca oigo”, eso no es verdad. Siempre los oigo, a pesar de que no siempre les haga caso. Mis papás les encanta hablar sobre mí a mis espaldas y pensar que viven con una hija sorda. Los oigo decir lo mucho que los avergüenzo, sí, creo que eso dicen. Eso es todo lo que hablan, nunca los he oído hablar de otros asuntos, como los que les incumben, por ejemplo. Siempre queriéndose meter en mi vida, así no ayudan. Sólo me ponen más nerviosa. Y, ese nerviosismo es el que me empuja a avergonzarlos, o a cometer aún más errores.
No hablo con mucha gente. Hago conversaciones más estables conmigo misma de lo que las hago con los demás. No puedo ser como toda esa gente que sólo llega un lugar sólo y sale con un par de amigos nuevos, pero me gustaría. Digo, no es que no tenga amigos suficientes, es que, me gustaría que tan solo, esas personas que considero mis “amigos” me llamaran su amiga tan siquiera una vez. Pero no. Ellos siguen caminando sin mí. Pero creo que así es mejor.
¿Para qué intentar? Lo que una vez quise, ya nunca jamás lo querré, lo que una vez escuché, pretenderé que nunca lo escuché, y lo que una vez amé, nunca lo volveré a amar. Así que, ¿para qué? Prefiero acurrucarme en mi cama y dormir un rato, o tal vez, escuchar música, pase lo que pase, sólo quiero olvidarme de esto un rato.
-Capítulo 3: Atardeceres de Verano.
Abrí los ojos. Regresé. Aquel mundo fantástico. Todo seguía igual, justo como quedó el día que me fui y no pude regresar hasta ahora. Todo era igual de feliz, de hermoso, igual de calmado. En cuanto regresé, los Marctó se me acercaron. Les importaba. Pero, algo les pasó. Ya no les entiendo. Han dejado de hablar, ahora parecen balbucear, o como ya dije, como la estática de la televisión. Cuando les trataba de señalar que no los entendía, hacen sonidos muy agudos, parece que no les gusta que no les entienda, pero no hay nada que pueda hacer.  Las flores aparentan ser menos, que triste; no alcancé a ver a las niñas flor. Pero aparte de eso, todos seguimos haciendo lo mismo.
Nunca quiero salir de aquí. Nadie nunca me ha lastimado aquí, y nadie nunca lo hará. Aunque no los entienda, sé que les importo, y que algún día, todos sabrán de su existencia, más no el modo de llegar aquí, de ese modo, nadie nunca me vendría  a molestar ni nada por el estilo. Tal vez así, todos me creerían una heroína, o alguien importante, por lo menos.
¿Alguien podría ver todo eso? ¿Este lugar tan hermoso, lleno de criaturas bellas y espontáneas? ¿Ese alguien, será alguien más que yo? Esas preguntas parecen dar vueltas y vueltas en mi cabeza.
Fui a donde me indicaban ellos. Parece que me llevan a un lugar más allá de las praderas. Todo, poco a poco, se está volviendo obscuro. Intenté murmurar una pregunta, pero mi voz estaba decayendo junto con la luz. La velocidad de los Marctó aumenta.
“¿Qué les pasa?” – dije con el hilo de voz que me sobraba.
También, su cuerpo cambiaba. Sus piernas ya no eran cortas, su estatura aumentó, y los chillidos se volvían aún más agudos, pero, ahora, por alguna razón, ya los entendía. Era algo como un dialecto, de ese tipo de cosas que no te enseñan en la escuela ni en ningún lado, pero, lo conoces tan bien como conoces tu nombre.
“No queremos que te vayas” – entendí entre los chillidos y el ruido de las ramas.
No pude responder. Mi voz se había ido completamente. Pero ellos seguían hablando, sabían mi condición, e interpretaban mi silencio.
“Te llevaremos a donde ya nadie te pueda separar de nosotros”
“Todo va a estar bien”
“Estarás aquí para siempre y serás muy feliz”
Decían y prometían tantas cosas. Todos seguían con esa sonrisa cálida a pesar de su cuerpo deforme. No nos detuvimos de correr hasta que llegamos. Eso era. Era el prado de las verdaderas niñas flor. Eran un montón de niñas, desde niñas pequeñas hasta adolescentes. Todas estaban vestidas igual, con un vestido hecho de pétalos, y, poco después noté que yo llevaba puesto el mismo vestido que todas las demás. Sin saberlo, yo era de ese tipo de niñas que tanto deseaba ver.
Y, sin anticipación alguna, los habitantes empezaron a correr de nuevo. Corrí con todas mis fuerzas, pero no los alcancé. Hicieron lo que nunca creí.  Me dejaron sola. Había tantas niñas, todas hablando entre ellas, y yo, caí al suelo de la impresión. La frase “Me dejaron sola, justo como todos los demás” retumbaba en mi cabeza mientras una sola lágrima se derramaba por mi mejilla. Esa, fue la primera lágrima que jamás había derramado en ese lugar.
Cuando esa lágrima tocó la tierra, los Marctó regresaron. Esas criaturas deformes no me habían abandonado. Uno de ellos llegó después que los demás, y en sus manos traía una botella con un líquido color turquesa.
“Tómatelo.” – esas criaturas repetían sin cesar.
Y después de tanto bullicio, me lo tomé, debo admitir que sabía bastante bien para su color. Pero, de repente, todo se puso negro.
“Que chistoso. Por un segundo pensé ver que todo se llenó de sangre.” – fue lo único que alcancé a decir cuando me regresó la voz.
-Capítulo 4: Trajes de Invierno.
No sé qué pasó. No regresé a este mundo podrido como normalmente lo hago. No regresé a mi casa. Estoy en un auto, no sé en cual, no alcanzo a ver nada, sólo puedo oír las llantas chocando contra el pavimento. El sonido se detuvo. Parece que, a donde sea que íbamos, ya llegamos.
Nos bajamos del carro, pero, yo no conozco a estas personas. Llevan cargando una caja que era enorme, capaz y llevan comida o algo así ahí dentro.
Sin quedarme más opción, los seguí. Entramos a un lugar con unas puertas hechas de barrotes color gris. Llegamos a un lugar donde había como 15 o 20 personas. Todas vestidas de traje a pesar del frío que hacía. Algunas de ellas estaban llorando. Espera, creo haber visto a mis papás en la multitud. Sí, son ellos, son de los pocos que están llorando. ¿Qué habrá pasado? Ellos nunca lloran. ¿Será por eso que está en la caja, sea lo que sea? No lo sé.
¡No espera! ¡No la entierres! ¡Lo sabía, mis papás lloran porque estos señores se están robando esa caja! Y enfrente de sus narices… ¡Mamá! ¡Papá! ¡Hagan algo! ¡No dejen que les roben eso que está en la caja!
No me alcanzan a escuchar.
Cuando regresamos a la casa, mis papás seguían llorando. Dentro de esa caja debió haber estado algo muy preciado para ellos. Pero fue su culpa de todas formas. No hicieron nada para recuperarla.
Me subí lo más rápido que pude a mi habitación. Me hartaron con tanto lloriqueo por una caja sin valor. Decidí que lo mejor era regresar con los Marctó, ahí no había nadie llorando por ninguna estupidez, es más, nadie nunca lloraba ahí. Ahí sólo existe la felicidad.
Oh no. No, no, no, no, mil veces no. Esto no es posible. ¿Por qué? Las flores. Todas y cada una de ellas se marchitaron.  Ninguna niña se salvó del sufrimiento. Pero, si los Marctó me prometieron que esto nunca pasaría. Me dijeron que esas niñas se salvarían.
A lo lejos, alcanzo a oír a los Marctó. Gritan “Okya” una y otra vez. Parece que se acercan, siento miedo, pero no me importa. Lo más probable es que mi flor también esté ya marchita, al igual que las otras. Que me incineren, si eso significa salvarlos. Ya no me importa.
Ya que ellos me engañaron. Nunca les interesé en realidad.
¡Una pequeña historia que acabo de terminar de escribir! (Está separada en capítulos muy cortos, así que por eso preferí subirla toda junta.)
No soy la mejor de las escritoras, pero, ¡Qué más da! ¡Jajá!
© 2013 - 2024 NanyHoney011
Comments3
Join the community to add your comment. Already a deviant? Log In
haIflizard's avatar
oh my gOD THIS IS AWESOME!!!!!!!!!
SERIOUSLY YOU COULD BECOME A WRITER OR SOMETHING OH MY GDO
screams youre just so talented eeeee